El congreso normalizador oficializó la conducción compartida, que conducirá los destinos de la central unificada luego de años de fractura. Si bien más de 120 gremios acompañaron al triunvirato y el concejo directivo, las ausencias del MASA y Venegas tuvieron su impacto. Palazzo y la Corriente Federal no aceptaron cargos, y cantaron pidiendo un paro nacional. En el traspaso de mando se admitió que se vienen “tiempos difíciles” en el país.
Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical
En el escenario principal, los seis dirigentes se mostraron juntos, distendidos. Pese a las bromas futbolísticas, la seriedad fue el común denominador. A la derecha, el trinomio que deja la conducción de las tres CGT: Hugo Moyano, Luis Barrionuevo, y Antonio Caló. A su lado, los que a partir de ahora serán los responsables de la principal central obrera del país: Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer. El voto de más de 1.500 congresales modificó el estatuto de la central, primero permitiendo la conducción colegiada y luego para ponerle nombre a los miembros del consejo directivo, que serán la cara en esta etapa del movimiento obrero organizado. La mayoría festejó este nuevo proceso, aunque la unidad salió más incompleta de lo que se esperaba. A las ausencias anunciadas de Gerónimo Venegas y el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) se sumaron las renuncias masivas de los integrantes de la Corrientes Sindical Federal, que con Sergio Palazzo a la cabeza decidieron no participar de la conducción, aunque se mantienen en el espacio. En sus discursos hubo señales al gobierno, la mayoría en crítica. Se vienen momentos difíciles”, alertó Moyano, que luego de 12 años deja la conducción cegetista.
Desde muy temprano, el microestadio de Obras Sanitarias, en Capital Federal, recibió a los referentes de más de 120 organizaciones sindicales, que dieron forma a la nueva conducción sindical. La fecha elegida -22 de agosto, día que se conmemora el día del renunciamiento de Eva Perón –le daba al congreso un marco de solemnidad. Las banderas se fueron acomodando en las gradas, y las imágenes de Juan Domingo Perón y Evita eran la referencia obligada. El congreso se dividió el dos: el primero eligió la posibilidad de que un triunvirato sea la nueva conducción (por estatuto el secretario general debe ser uno sólo), y el segundo, donde se presentaron los candidatos a ocupar los lugares de conducción. La única lista presentada fue la Azul y Blanca, con los nuevos integrantes del consejo.
Además del triunvirato, la central eligió a sus nuevos secretarios. La negociación se inició mucho antes de la jornada del lunes, y cada puesto apuntó a equilibrar el futuro esquema de poder. El secretario Adjunto será Andrés Rodríguez, el titular de UPCN, que tendrá la difícil tarea de secundar al triunvirato en una especie de “jefatura de Gabinete”. Del grupo de “los independientes”, Rodríguez mantiene buen diálogo con el gobierno, y en algunos sectores le reprochan ser “siempre oficialista”. Incluso, circularon versiones de “listas negras” consensuadas por su gremio, durante los primeros despidos masivos en el Estado. Su figura creció en los últimos años, de la mano de un aumento considerable de afiliados.
Detrás de Rodríguez se ubicarán Pablo Moyano (camioneros) en el cargo de secretario Gremial. El cargo es fundamental, ya que lidera las negociaciones sindicales y es el encargado de mediar ante los conflictos. Su perfil combativo le asegura a la central presencia en la calle, y su habitual verborragia puede ser una punta de lanza para decir cosas que el triunvirato no podrá. Además, la lista incluye a Armando Cavallieri (comercio) al frente de la Secretaría de Relaciones Institucionales, Omar Plaini (canillitas) como secretario Administrativo, Omar Maturano (La Fraternidad) en Políticas de Empleo y Gerardo Martínez (construcción) como secretario de Relaciones Internacionales.
Si bien las negociaciones fueron intensas, la conducción quedó integrada sin los miembros de la Corriente Federal, que abandonaron el congreso luego de las palabras de Palazzo, a quien llevaban como candidato a secretario general. El bancario reconoció el “esfuerzo” de Moyano, Caló y Barrionuevo de dar un paso al costado, y permitir la unidad. “A esta unidad le están faltando más de 100 sindicatos, y esto da cuenta de algo. Acá no hay organizaciones chicas o grandes, todos tienen que ser respetados, y está faltando también que nos demos determinada política en este congreso, una de ellas que vamos a hacer con más de las mitad de los trabajadores que están en la economía informal, en negro o son monotributistas, y hoy no los representaos”, aseguró el dirigente.
“La aspiración de quienes integramos la Corriente Federal, es que la mesa es muy chica para una unidad tan grandes. Planteamos la necesidad que se incorporaran otras secretarías para tener todos los sectores contenidos. El acuerdo era tener tres conductores, no llegamos a un acuerdo, y ante el ofrecimiento de algunos cargos no los vamos a aceptar, pero nos vamos a quedar en la CGT”, dijo Palazzo ante el congreso. de esta forma, tanto el bancario como Walter Correa (Curtidores), Horacio Ghilini (Docentes privados), Pablo Biró (Pilotos) y Horacio Amichetti (Gráficos), que eran candidatos a sumarse al consejo, dejaron sus lugares. Este espacio decidió no impugnar el congreso, como sí hará Venegas, ya que considera que es “hacerle el juego al macrismo”.
“Se vienen momentos difíciles”
“Sostenemos desde este espacio que el congreso de la CGT debe tener un programa, y votar un paro nacional que no puede pasar a septiembre”, remarcó Palazzo al cierre de sus palabras, al tiempo que los integrantes de la corriente gritaba “paro, paro, paro, huevo, huevo, huevo”. Fue el momento de mayor tensión, y el pedido de una protesta nacional hizo cruzar a varios dirigentes, a los gritos. Pero la calma ganó lugar, y luego, en los discursos de la dirigencia saliente, esos pedidos fueron contestados.
“Vamos a ser prudentes”, dijo Barrionuevo, que consideró que no se le puede pedir a la nueva conducción que llame “ya a un paro”. Por su parte caló habló de los problemas que genera en la industria las importaciones, y lanzó un mensaje a los que no estuvieron presentes, como Venegas y el MASA de Omar Viviani. “Se equivocan, tendrán que haber estado acá y presentado su moción, y aceptar la votación. No pueden decir que no hubo libertad”, aseguró. En este tono, Moyano afirmó que el congreso fue “un acto absolutamente democrático, donde todos los que estuvieron pudieron decir sus palabras”. “Lo más importante es que logramos la unidad, pese a las diferencias, porque se vienen tiempos difíciles. “Dimos una demostración que los intereses de los trabajadores están por encima de los intereses personales”, agregó el camionero.
La ausencia de Venegas y un grupo de cerca de 50 gremios, más los integrantes del MASA –que contiene a sindicatos de peso como la Unión Ferroviaria o el SMATA –más la salida del grupo de Palazzo terminó haciendo de la gran unidad una más chica, aunque claramente mayoritaria. Las críticas para estos sectores no se hicieron esperar, sobre todo de los tres nuevos conductores, que en sus discursos de cierre se mostraron contra esta actitud. Incluso Acuña dijo que los patrones de estancia “tuvieron sus alcahuetes de turno”. Incluso, algunos dirigentes dijeron que los de Venegas, que buscará impugnar el congreso o formar una “CGT paralela”, “es poco ético”, y le apuntaron a su relación con el gobierno como principal motor para romper la unidad.
En cuanto al MASA que lidera Viviani, además del rechazo al triunvirato se reclamó una mayor apertura a las facciones cegetistas que llevan adelante la unidad. Pero en Obras Sanitarias, las versiones indicaban que el MASA se bajó porque no consiguieron los lugares que deseaban en la futura conducción de la CGT.
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