Análisis: dirigencia ortodoxa versus la “zurda loca”, el escenario de fines de los ‘90 que parece volver
Los últimos movimientos volvieron a juntar a gran parte de la CGT, que se muestra con ánimo de dialogar con el gobierno. Enfrente, golpeada por los despidos en el Estado, la CTA se acerca, y podrían protagonizar la primera jornada de lucha conjunta. Se repite el escenario previo a asunción de Néstor Kirchner.
Cuando el dirigente metalúrgico Juan Belén calificó a la CTA como “la zurda loca”, sus dichos marcaron un nuevo capítulo de la disputa entre la CGT y la central alternativa, que tuvo sus momentos de mayor tensión a medida que se fueron abriendo espacios en el modelo sindical argentino. Además de ganarse un apodo (hoy en los pasillos de muchos sindicatos a Belén se lo conoce como “zurda loca”), el metalúrgico describió de manera brutal y precisa un escenario que se había establecido a fines de los 90, y que se mantendría hasta entrado el kirchnerismo. Los últimos movimientos, con la gran novedad de Mauricio Macri presidente, volvieron a darle vigencia a esta vieja disputa. Por un lado, la dirigencia tradicional, ortodoxa, que gira en torno de la CGT. Del otro, los gremios más combativos, movilizados, que se nuclean en la CTA. Las fracturas internas parecen haber quedado atrás, cuando se trata de dar una pelea que tiene al unicato sindical en el centro del escenario, y que en estas horas, con una jornada nacional de lucha lanzada por los gremios de la CTA, parece haber vuelto.
La reunión de la dirigencia cegetista con Macri marcó el inicio de las conversaciones entre los diversos sectores de la central y el gobierno, que incluyen no sólo las paritarias, sino los fondos para las obras sociales, las asignaciones familiares y el Impuesto a las Ganancias, entre otras cosas. El primer encuentro marcó la vuelta a la mesa de Antonio Caló, de la CGT Alsina, que hasta ese momento no se había mostrado proclive a sumarse a las movidas de unidad, que encaminaron la CGT Azopardo con Hugo Moyano a la cabeza, la CGT de Luis Barrionuevo, los gremios del transporte y dos grupos importantes de la central de Caló: los “gordos” y los “independientes”. Su presencia fue recibida como un gesto dialogista, y un guiño para avanzar en las conversaciones de unidad que iniciaron el resto de los sectores. Por lo pronto, desde el espacio de Caló confirmaron a este medio que habrá una reunión de secretarios generales esta semana, donde el metalúrgico hará un balance de la reunión, y se discutirán los pasos a seguir.
En tanto, en el moyanismo salieron satisfechos de la reunión, pero se muestran prudentes ante la falta de anuncios concretos. “Hubo promesas, se habló de Ganancias, de los temas que nos preocupan, vamos a darle tiempo a que resuelvan las cosas, ojalá que sea pronto”, le aseguró a Gestión sindical un dirigente cercano a Hugo Moyano. En el sector se mostraron contentos por la presencia de Caló, que hasta ahora no había sino participado de los encuentros por la unidad, como la cumbre del hotel Castelar en noviembre del año pasado, y se espera que este gesto se mantenga en el tiempo.
Lo cierto es que ambas partes –dirigentes y funcionarios –esperan tener nuevos encuentros, para ir dando forma a este canal de diálogo, que esperan se mantenga sin mucha tensión. “Ésta fue una reunión de las tantas que tendremos”, dijo Gerónimo “momo” Venegas, uno de los más cercanos al gobierno –su partido Fe forma es parte del frente Cambiemos –que busca convertirse en nexo entre las partes.
Unidad en la acción
En tanto, en las dos versiones de la CTA ya mostraron que serán férreos opositores a las políticas de Macri, y preparan la primera jornada de lucha. Será el 24 de febrero, y tendrá como eje el paro nacional de ATE, pero que sumará a gran parte de los gremios que forman las dos fracciones. La jornada dde lucha fue convocada por Hugo Yasky, en apoyo al paro de los estatales y con tres ejes bien claros: fin de los despidos, contra la criminalización de la protesta social y por paritarias libres. Además de los gremios de la CTA de los Trabajadores, confirmaron su participación diversas organizaciones sociales, como la Tupac Amaru –que pelea por la liberación de su líder Milagro Sala –y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). En tanto, la CTA de Pablo Micheli discutirá este 18 la participación en la jornada, que la mayoría da por descontado.
“Vamos a la jornada de lucha y protesta convocada por ATE para el 24 de febrero. Ese día la clase trabajadora va a estar en pie de lucha para decir que no aceptamos techo a las paritarias, que reclamamos apoyo y continuidad a las cooperativas, soltarles la mano es parte del ajuste, decimos no a la violencia institucional, queremos un país donde se respete la vida, la infancia y los pobres”, dijo Yasky el día que se anunció la jornada de protesta. Como respuesta, en secretario Adjunto de la CTA Autónoma José Rigano expresó que en estos momentos “se hace imprescindible aunar fuerzas contra las políticas antipolulares que está desarrollando el gobierno de Macri. Si nosotros hemos sido capaces de desarrollar la unidad en acción con la CGT, Moyano y otros dirigentes, que no forman parte del nuevo modelo sindical y que al contrario representan el unicato y otros objetivos de desarrollo del movimiento obrero, no está mal hacer intentos de trabajar con algunos aspectos en la calle de común acuerdo”.
Estas palabras, más la cumbre Yasky-Micheli que tuvo lugar hace unos días, parecen mostrar que la CTA, esa “zurda loca” que tanto criticó belén, puede volver a caminar junta. Los une una primera razón: el enojo con la dirigencia, que dicen busca “pactar con el gobierno”. “Fueron a hablar de Ganancias o fondos para obras sociales cuando hay despidos, y no dijeron una sola palabra”, se quejaron desde ambas centrales. El enojo se hizo más visible cuando a la salida de la cumbre con el presidente Caló confesó que el tema de los despidos en el Estado no había sido parte de la discusión: “algunos de los muchachos lo mencionaron, pero no se habló mucho de eso”.
Además, como indicio que vuelve el escenario de disputa ideológico y sindical, en la CTA recuerdan que en su nacimiento, fue un sector de la CGT la que actuó de “tapón” para que no ganaran la calle. “Se habla mucho el rol de Moyano en los 90, su espacio sirvió para contener el crecimiento de la CTA, y después terminó negociando con Néstor Kirchner para quedarse con la CGT”, dijo en estricto off un dirigente de la central alternativa. Esta situación se volvería a vivir ahora, salvo que Moyano no estaría en la calle, sino como interlocutor directo con el gobierno.
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