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En medio de la tensión por las paritarias, la dirigencia vuelve a la carga por la unidad de la CGT

08. 01. 2016

Los distintos sectores volverán a reunirse, para continuar con la discusión de la futura central obrera. Buscan evitar internas como las que hicieron fracasar la reunión con Macri y sus ministros a fin del año pasado. Como hasta ahora, Caló y su espacio MASA no tienen previsto acercarse al nuevo nucleamiento.

Si algo quedó claro luego de la frustrada reunión del 23 de diciembre, es que sin unidad de la CGT, al gobierno de Mauricio Macri le será difícil encontrar un interlocutor válido para tender puentes con el sector sindical. Mucho más si en medio crece la tensión por los despidos en el Estado y la posibilidad de ponerle algún tipo de límite a las paritarias. En este escenario, los diversos espacios que pugnan dentro de la central obrera –en sus tres versiones –saben que además de unidad, lo que está en juego es el liderazgo futuro del movimiento obrero. Y nadie quiere quedar rezagado. Por lo pronto, el verano se anticipa “caliente” y no sólo por las temperaturas, ya que no habrá vacaciones para las negociaciones. Por el momento, el mapa no se movió demasiado: un gran espacio construye a partir de las necesidades propias, mientras quienes fueron los aliados más cercanos al kirchnerismo se mantienen a un costado. La urgencia del gobierno evitar el desmadre de protestas puede apurar los movimientos.

Los cerca de 140 gremios que participaron del plenario ampliado en la sede de Azopardo son hoy los constructores de la unidad. Además del moyanismo y los gremios del transporte, allí están los integrantes de la CGT Azul y Blanca y dos grupos importantes de la CGT Alsina: los “gordos” y los “independientes”. Estos espacios podrían confluir nuevamente en el verano, cuando se haga un encuentro en la casa marplatense de Luis Barrionuevo. Allí, se intentará darle mayor consistencia al cuerpo colegiado de 15 miembros que se nombró en Azopardo, pero que hasta ahora no tuvo ninguna actividad. Formado por representantes de todos los espacios, esta mesa de conducción ampliada fue la forma de contener a los referentes, pero ante su primer desafío –la reunión de diciembre con el gobierno –no pudo evitar la disputa interna.

Ese día, quienes primeros levantaron la voz fueron los miembros de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). Este espacio, que responde a Hugo Moyano pero tiene también agenda propia, consideraba que tenía derecho a ser los primeros en encontrarse con el presidente. “Fuimos los que hablamos con todos los candidatos, y estuvimos en la calle garantizando los paros nacionales, como para ser escuchados”, se quejó ante Gestión Sindical uno de los referentes. Ante esto, convencieron al camionero de no asistir al encuentro –que finalmente sería con cuatro ministros, y no con Macri –lo que terminó por hacer fracasar la reunión.

Asado mediante, en la casa de Barrionuevo se intentará recomponer las relaciones, en especial en la mesa de conducción, que quedó desacreditada por la interna desatada en diciembre. Además, hay una cuestión clave: la negativa de Antonio Caló y su entorno a sumarse a la discusión de la unidad. Alineados con el gobierno anterior, este espacio se muestra contrario a las políticas oficiales, aunque no fue demasiado duro públicamente. Por lo pronto, confirman, no habrá acercamiento. “hablamos con todos, pero por ahora no tenemos pensado participar de ninguna reunión. La unidad se debe debatir, y mucho, porque sino, no le sirve a nadie”, le dijo a Gestión Sindical un referente del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), donde se apoya Caló para desarrollar su política sindical.

Sin referentes para el diálogo, el gobierno nacional espera. La principal señal avalando al grupo que se reunió en Azopardo fue el nombramiento de Luis Scervino como titular de la Superintendencia de Servicios de Salud. El dirigente es un hombre de José Luis Lingeri, el líder de Obras Sanitarias que forma parte de los “independientes”, y fue uno de los promotores del acercamiento a Moyano y el resto de la dirigencia. Scervino manejará nada menos que los cuantiosos fondos de las obras sociales, algo que desvela a la dirigencia sindical, y su confirmación parece un guiño a la unidad que se forma por ese lado.

Por el momento, el único dirigente sindical con llegada a la Casa Rosada parece ser Gerónimo Venegas, cuyo partido FE forma parte de Cambiemos. Con varios encuentros con funcionarios del gabinete, presiona para que lograr la incorporación de dirigentes gremiales al gobierno. Hasta ahora no logró demasiado, salvo que Juan Carlos Paulucci, alguien de su entera confianza, fuera nombrado secretario de Seguridad Social de la Nación.

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