Con el nuevo escenario político, anticipan un acercamiento de las dos CTA

Dirigentes de ambos espacios no descartan que la nueva coyuntura acerque posiciones de los espacios, fracturados en 2011. “Nos vamos a encontrar en este nuevo camino”, adelantaron dirigentes consultados. La nueva “unidad en la acción” que se viene con Macri en la Casa Rosada.

Cuando en 2011 se quebró luego de una polémica elección, pocos podían imaginar una futura unidad en la CTA. La central alternativa, fundada a comienzos de los 90 para combatir las políticas neoliberales del gobierno de esos días, se quebró a partir de una mirada política distinta, que enfrentó a Hugo Yasky, alineado con el kirchnerismo, y Pablo Micheli, que encabezó una línea más independiente que luego se enfrentó con fuerza al oficialismo. En 2014, la separación se formalizó, lo que parecía un paso definitivo. Pero el nuevo escenario nacional podía volver a acercar posiciones. Es que muchos dirigentes imaginan caminando juntos a dirigentes de ambos espacios en la nueva coyuntura, sobre todo si se cumplen los pronósticos de ajuste y de medidas antipopulares. “Tenemos muy claro dónde está el verdadero enemigo”, resumieron.

La llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada cambió de cuajo el escenario político y gremial del país, en especial porque sus principales colaboradores provienen de la actividad empresarial, lo que pone en alerta a la dirigencia sindical. La pelea por evitar que un hombre de la UIA como Jorge Lawson llegue a la cartera laboral fue una muestra de la posible relación que pueden tener los gremios con este gobierno, pese a los aliados que va sumando en el camino, empezando por cierto acercamiento del moaynismo con el futuro presidente.

En este contexto, en la CTA de los Trabajadores (que lidera Yasky) como en su versión Autónoma (que comanda Micheli) no descartan un acercamiento, empujado por la coyuntura. “Siempre defendimos la unidad en acción en defensa de los trabajadores”, le dijo a Gestión Sindical un dirigente alineado con el segundo de los espacio. En este sentido, admitió que “se va a mover el tablero político”, y que en esos cambios se pueden volver a encontrar dirigentes que por años compartieron visión y luchas.

“Hay compañeros muy valiosos que quizá por un alineamiento acrítico con el kirchnerismo le quitaron potencia en una transformación más profunda”, analizó el mismo dirigente. Pese a esta crítica, no se le cierra la puerta a un nuevo acercamiento: “indudablemente con esos compañeros, con quien hemos caminado en conjunto a lo largo de nuestra historia, nos vamos a encontrar en este nuevo camino”.

Durante la campaña electoral del 2011, los espacios de la CTA se cruzaron duro, en especial por su mirada sobre el gobierno nacional. Si bien desde el 2003 hubo un acercamiento al kirchnerismo, bajo la conducción unificada de Yasky, la gestión de Cristina Fernández de Kirchner encontró resistencias dentro de esa dirigencia, que impulsó la candidatura de Micheli para evitar, decían en esos días, subordinar la CTA al gobierno. La campaña estuvo cargada de acusaciones, y terminó sin una definición clara. Micheli se adjudicó el triunfo a nivel nacional, que no fue reconocido por el yaskismo. La mediación del Ministerio de Trabajo le dio la razón a los segundos, y reconoció a Yasky como secretario general. Esto terminó en la fractura definitiva del espacio.

Mucho de esta pelea tiene un fuerte condimento político. Durante la campaña, se acusó al espacio de Yasky de alinearse con Hugo Moyano (“Si votás Yasky, te pueden dar Moyano”, rezaba el slogan del michelismo) y al gobierno nacional. Lo raro es que la unidad en la acción que se planteó con el tiempo terminó haciendo que Micheli compartiera espacios con el camionero, como los dos paros nacional de este año. “Tenemos muy claro dónde está el enemigo, no en los compañeros que tienen visiones coyunturales respecto a la realidad, distintas a la nuestra”, concluyó el mismo dirigente.