Abel Frutos, secretario general del sindicato de Panaderos y uno de los principales operadores de Moyano, no duda de que se mantendrán las paritarias.
El presidente electo, Mauricio Macri, afrontará en su relación con el movimiento sindical organizado uno de sus mayores desafíos para garantizar la gobernabilidad y, para eso, apostará a tener una base de apoyo en la CGT opositora, gracias a la buena relación que cultivó con Hugo Moyano.
El jefe de gobierno porteño electo, Horacio Rodríguez Larreta; el actual subsecretario de Trabajo de la Ciudad, Ezequiel Sabor; junto a los ministros Néstor Grindetti (Economía) y Edgardo Cenzón (Espacio Público), fueron los dirigentes macristas que hasta el momento llevaron adelante el diálogo con la CGT moyanista en varias reuniones privadas.
En paralelo a esos encuentros reservados, Moyano dio varios guiños públicos a Macri, como su participación en dos actos del postulante de Cambiemos y un discurso por el Día del Militante en el que lanzó una catarata de críticas contra el Gobierno y contra el candidato oficialista Daniel Scioli.
«Vamos a esperar que empiece a gobernar porque todavía no conocemos lo que va a hacer. Pero creo que (Macri) es un hombre inteligente y que no va a dilapidar este esfuerzo tan grande, que le permitió ganar una elección nacional, con políticas que impacten contra los trabajadores», evaluó en declaraciones a NA el secretario general del sindicato de Panaderos y uno de los principales operadores de Moyano, Abel Frutos.
Consultado sobre si cree que en la gestión de Macri se mantendrán las paritarias, respondió: «Sin ninguna duda», y agregó: «Nosotros vamos a ser garantes de eso».
Por otro lado, se percibe que Macri tendrá más dificultades para entenderse con el resto del movimiento obrero -la CGT de Antonio Caló y las CTA de Pablo Micheli y Hugo Yasky- que durante la campaña fue muy crítico del candidato de Cambiemos, incluso jugando abiertamente a favor de Daniel Scioli en algunos casos.
En tanto, el proceso de reunificación cegetista que se había puesto en marcha en las semanas previas a la primera vuelta electoral del 25 de octubre podría atravesar algunos cambios.
Sucede que el mismo había comenzado a avanzar cuando la hipótesis que manejaban los sindicalistas era la de un triunfo de Scioli sobre Macri, por lo cual el moyanismo apuró el proceso junto a sectores de la CGT oficialista (los «independientes» y los «gordos») a fin de bloquear la posibilidad de que el metalúrgico Caló y otro grupo de dirigentes cegetistas se conviertan en los interlocutores de privilegio de un eventual gobierno del candidato del FPV.
Fuente: NA
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