Por masivos descuentos en Ganancias, empleados de la ANSES paran en todo el país
La protesta es para rechazar quitas de hasta $7.000 en los haberes y exigir la reapertura de las paritarias cerradas hace apenas un mes. Denuncian que el tributo les licuó la suba del 27% otorgada por decreto y piden llevar el incremento al 35%.
El Impuesto a las Ganancias volvió a desatar la bronca entre los asalariados. Y esta vez en uno de los organismos preferidos de la Presidenta, que este miércoles no estará, como reza su lema, «con cada argentino».
Se trata de los empleados de la ANSES, que durante la jornada realizarán un paro nacional con movilización por las arterias de los centros urbanos en rechazo de los descuentos masivos ocasionados por el tributo.
La protesta es para exigir además la reapertura de las paritarias cerradas hace apenas un mes, con el objetivo de llevar el aumento asignado del 27% al 35%.
A raíz de la huelga, el ente a cargo de Diego Bossio no atenderá a jubilados y beneficiarios de una decena de planes y programas sociales en las 150 oficinas que dispone en todo el país.
La medida de fuerza fue ratificada el martes por la tarde por la Asociación de Personal de Organismos de Prevision Social (APOPS), y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), luego de que el Ministerio de Trabajo suspendiera la reunión que había convocado.
Si bien el conflicto se inició en julio, la situación se agravó el viernes pasado cuando la mayoría de los trabajadores del organismo se encontraron con quitas en sus haberes de entre los 3.000 y 7.000 pesos, a causa de los descuentos por Ganancias.
De ese modo, las retenciones sobre los sueldos fueron la última gota que rebasó el vaso. Sucede que la quita impositiva evaporó el aumento salarial de muchos trabajadores, que ya veían como insuficiente la recomposición en sus ingresos.
«Le licuaron el aumento salarial a unos 12.000 compañeros y la gente está muy caliente porque no nos dicen cómo calcularon eso. Hemos bancado a la Presidenta pero hasta acá llegamos», dijo a iProfesional el secretario gremial de APOPS, Eduardo Giambagno.
El malestar se arrastra desde julio, cuando Bossio cerró por decreto la paritaria del sector en sintonía con la pauta oficial, con un aumento salarial del 27%, desdoblado en una primera cuota del 17% que se pagó este mes y una segunda, del 10%, que se cobrará en septiembre.
Aunque el ajuste fue rubricado por UPCN y SECASFPI, tanto ATE como el gremio mayoritario APOPS lo rechazaron y desde entonces llevan adelante en forma progresiva un plan de lucha. Ambos gremios responden a las versiones opositoras de la CTA y la CGT, respectivamente.
Una movilización de 120 delegados encabezada por el titular de APOPS, el moyanista Leonardo Fabre, «escrachó» hace dos semanas al titular de la ANSES, cuando se disponía a reabrir una sede en Avellaneda, que según el sindicato ya había sido inaugurada.
Luego, la semana pasada, varias delegaciones de la provincia de Buenos Aires y el interior profundizaron las medidas reduciendo la atención al público, lo que en algunos casos ocasionó protestas de jubilados. Y este lunes y martes cerraron las puertas más temprano.
Entre otros reclamos, los trabajadores piden un aumento en el ítem de productividad, el pase a planta permanente de los contratados y cambios en las condiciones de trabajo.
Asimismo, advierten una situación crítica en algunas unidades de atención que no pagan alquileres ni tienen baños, en medio de un desborde de tareas generalizado y la creciente afluencia de público por la incorporación de nuevos trámites.
En la última década, el organismo absorbió una amplia cantidad de funciones, que exceden la tradicional administración de las jubilaciones y pensiones, asignaciones familiares y subsidios al desempleo.
Así pasó a manejar también la Asignación Universal por Hijo, la Asignación por Embarazo, el plan Conectar Igualdad, PROCREAR, PROGRESAR, Hogar, la tarjeta Argenta, la entrega de libretas y la asistencia a los inundados, entre otras tareas.
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