Negocio redondo: cada vez más sindicalistas se meten en el mundo de la dirigencia del fútbol
La dirigencia gremial está presente en los principales clubes del país, una tendencia que creció notablemente en los últimos años. Popularidad, nuevos mercados y vínculos políticos, las metas a perseguir. Los Moyano, el clan del sindicalismo deportivo. La pelea por Boca, otro ejemplo. El sueño del club propio, cumplido por Camioneros.
“Un gremio es más ordenado”, admitió Hugo Moyano, líder sindical camionero, apenas sumió el que dijo es “una de los grandes desafíos” de su extensa carrera: la presidencia del club Independiente. Su caso es el final de un largo derrotero de dirigentes gremiales que encumbrados en el poder decidieron darse un gusto, y meterse en la vida política del club de sus amores. El de Moyano parece ser un mandato familiar, ya que sus hijos también están metidos en la dirigencia deportiva. No son los únicos. En todas las divisiones, algún club tiene entre sus miembros encumbrados a dirigentes sindicales.
Las razones de esta tendencia son varias: la popularidad que da el fútbol, las ganas de cumplir el sueño del hincha, la buena imagen que tienen los dirigentes deportivos (si tienen un éxito relativo en sus gestiones). Como sea, manejar un club profesional es una tentación, que en algunos casos sale bien, y otras no tanto. El “modelo Macri” impulsó a muchos a meterse en un terreno con reglas propias, que no siempre sabe del verticalismo con el que se manejan los sindicatos.
Y ahora van por más. Con el camionero como posible aspirante, algunos gremialistas quieren impulsar la conquista de la AFA. Es todo un desafío. Ya que por el momento el “Lula argentino” está lejos, algunos sueñan con el “Grondona de los gremios”, en un año clave para el fútbol nacional.
El clan Moyano
A pocos días de lograr el ansiado ascenso, Independiente celebró elecciones anticipadas, luego de la renuncia del polémico Javier Canteros, un presidente que apenas llegó al club trajo una impronta renovadora, pero que los malos resultados deportivos y el “rojo” en la cuentas terminó consumiendo y dilapidando. En una lista cargada de figuras vinculadas a la política, Hugo Moyano logró un triunfo arrasador: 5719 votos, un 70 por ciento de los poco más de 8 mil socios que se acercaron a votar. Así, llegó para poner paños fríos a una situación delicada, y a sacar al club de su estado de agonía. No por nada en los pasillos de la institución de Avellaneda se habla que fue un “voto salvador” el que encumbró al líder de la CGT.
“Moyano hace bastante que está en Independiente”, advierte Ricardo Rodríguez, periodista del programa Código de barras (lunes 23 horas por Radio RZ). “Fue muy cercano a la dirigencia de Julio Comparada, y cuando estaba Cantero de presidente era representante de la agrupación Nueva Generación Roja. O sea, hace bastante que está ligado políticamente a Independiente”, sostuvo en diálogo con Gestión Sindical.
Su llegada al club recordó a muchos el desembarco de Macri a Boca, pero para Rodríguez lo de Moyano está más vinculado a la idea que generó Marcelo Tinelli en San Lorenzo. “La idea era que Independiente necesitaba un mecenas, que aportara dinero, para sacarlo de la crisis que estaba, ahí cuadró su figura. La mayoría de los socios admiten que es ‘políticamente incorrecto’ para lo que representa el club, pero lo fueron a buscar porque no había otra solución en el horizonte”, subrayó Rodríguez.
Lo cierto es que su presidencia está bajo la lupa, y más allá de lo deportivo, el club está en una senda compleja. “Como novedad desde su llegada se puede destacar la gestión de sponsor, el sector de marketing se mueve bien. Y son bastante prolijos a la hora de manejarse con los números”, remarca el periodista. Esta tarea la encargó Moyano a gente de su mayor confianza, que lo rodean en el sindicato de Camioneros. Así, la tesorera y el jefe de prensa del club son los mismos que los del gremio. “Su mesa chica es de Camioneros”, ratificó.
Además del titular de la CGT Azopardo, dos Moyano se lanzaron a la conducción deportiva. Pablo, su hijo mayor, es actualmente presidente del club Camioneros (ver recuadro), mientras que el diputado nacional Facundo Moyano fue hace un tiempo presidente del club marplatense Alvarado. Asumió la presidencia por una lista de unidad en agosto del 2012, pero en marzo del 2013 renunció, según informan en Mar del Plata por “cuestiones internas”. Con su banca en la cámara baja, y el manejo del sindicato de peajes SUPTA, a Facundo se le hacía difícil estar en el club. Las versiones indicaron que algunos dirigentes comenzaron a dudar que fuera el ideal para llevar al club a los primeros lugares deportivos, y se disparó la interna. Para colmo, la barrabrava comenzó a apretarlo, pensando en sacar réditos de su acceso al poder. En Mar del Plata, se comenzó a rumorear incluso que la jugada de llegar a la presidencia de Alvarado tenía como objetivo pelear por la intendencia local. Cansado de esto, el diputado renunció, dejando tras de sí una inhibición de 400 mil pesos en Agremiados (del plantel anterior a la presidencia moyanista) y sin lograr llegar a la B Nacional, como había prometido.
Pelea por Boca
Si hay clubes politizados, uno de ellos es Boca Juniors. No sólo desde que Mauricio Macri llegó a la presidencia, y catapultó su carrera, primero a la jefatura de gobierno y ahora a la presidencia. Desde siempre ser el uno del club de la Ribera dio prestigio. Pero pocas elecciones estuvieron tan marcadas por lo externos como las del 2011. Allí, Daniel Angelici, con apoyo de Macri, derrotó a Jorge Ameal, quien contó con el apoyo de varios dirigentes vinculados al kirchnerismo. Desde ese momento, un grupo de dirigentes, entre ellos quien fuera titular del Sindicato Único de Empleados del Tabaco de la República Argentina (SUETRA), Roberto Digón. El elegido para desbancar al actual presidente es otro dirigente gremial: el titular del SUTERH, Víctor Santamaría.
El dirigente ya viene de una experiencia en el Club Sportivo Barracas, y ahora con “Boca somos todos” quiere llegar a la presidencia del club xeneize. Para eso, eligió de compañero a Santiago Carreras, senador de la provincia de Buenos Aires con fuerte llegada a La Cámpora.
Está tan metido en la pelea por Boca, que en su entorno admiten que “sólo piensa en las elecciones del club”. Ni las elecciones porteñas, una prueba de fuego para el kirchnerismo, hicieron que dejara su obsesión por llegar a la presidencia xeneize.
Según pudo saber Gestión Sindical, la tarea no será fácil. Dos obstáculos tiene el dirigente, que surgieron en unos trabajos realizados por consultoras contratadas por este espacio. Uno, el rechazo que genera su figura de dirigente sindical. La otra, que su gremio, el de los encargados de edificios, no tienen mucha imagen positiva entre los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires. Aunque Boca es nacional, el “voto porteño” en el club es muy importante.
Todos juegan
Los ejemplos de Independiente y Boca nos son los únicos, ni mucho menos. También en Avellaneda, el jefe del sindicato de trabajadores del casino, Daniel Amoroso, fue número puesto para pelear por la presidencia de Racing. “Con Amoroso, Racing Puede Más”, fue su lema, pero luego la dinámica interna hizo que no llegara.
Racing Club tiene uno de los primeros antecedentes en materia de sindicalistas en la actividad deportiva, cuando el dirigente de la UOM Juan Destéfano se convirtió en presidente de la institución.
Otra relación histórica fue la de Luis Barrionuevo en Chacarita Juniors. Ya en 1989, la barra funebrera intervino de manera violenta en un confederal de la CGT, y marcó la relación del gastronómico con el club de San Martín. Fue tal la convivencia que Barrionuevo fue investigado por asociación ilícita, ya que en los actos de su gremio se veían tantas camisetas de “chaca” como integrantes de gastronómicos en las tribunas. Tanto el dirigente como su vicepresidente Armando Capriotti fueron absueltos en 2007.
“Los sindicalistas buscan en el fútbol nuevos mercados”, especula Rodríguez. “el sindicalismo a cobrado un poder tal en la Argentina que dentro de su actividad no tienen más que explotar, y los clubes les permiten nuevos horizontes. Barrionuevo fue un precursor en esto, y ahora lo sigue Moyano”, agrega.
Para el periodista, más que el “modelo Macri”, lo que los gremialistas ven “como viable esa conjunción de política y fútbol”. “Más que popularidad, necesitan un lugar donde blanquearse. Moyano antes de llegar a Independiente ya era muy popular”, subrayó Rodríguez.
Lo cierto que el desembarco se hizo cada vez más fluido, y la dirigencia gremial gana terreno en los clubes, con suerte dispar, pero sin sentir el cambio de ámbito. “Los gremios y los clubes son verticalistas, son casi un espejo. Es muy vertical la conducción”, comparó Rodríguez. Un modelo que los gremialistas conocen a la perfección.
El sueño del club propio
Si ser presidente de un club es un sueño para muchos dirigentes gremiales, ser el dueño parece ser la panacea. Es que es tanto el poder que pueden acercar algunos gremios, que muchos deciden por crear su propio club. El caso paradigmático es el Club Atlético, Social y Deportivo Camioneros, la escuadra del líder sindical Hugo Moyano que preside su hijo Pablo.
En 2004, el sindicato ensayó su primer torneo interno, y sus dirigentes se entusiasmaron, y alguno soñó con ver la camiseta verde en algún torneo de AFA. Con los años, Camioneros fue ganando prestigio en la escena futbolística sindical –terminó tercero en el torneo intersindical de la CGT de 2005, y subcampeón en el del año siguiente –hasta que se decidió a dar el salto. En 2006, se suma a la Liga Lujanense de Fútbol, y desde allí comienza una meteórica carrera, y hoy cuenta con un plantel que muchos equipos envidiarían.
Confeso hincha de Independiente, Pablo Moyano preside desde el 2009 el club del gremio. Hugo Moyano es presidente honorario. En cada partido, las banderas verdes copan las tribunas. Los críticos a la experiencia dicen que Camioneros tienen de hinchas a sus afiliados. Algo de eso puede verse en los “trapos” que pueblan la tribuna, donde las caras de Hugo y Pablo son el símbolo de lo que se está defendiendo.
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