Es una suma no remunerativa que fue acordada con la cámara del sector y, de acuerdo con la antiguedad y la categoría, puede ir desde los $7.000 a los $12.000. Lo pactado apunta a compensar la moderación del índice con el que se actualiza el salario de la actividad que proyecta una suba menor al 24%.
El gremio metalmecánico (Smata) negoció un bono extraordinario en la industria automotriz para compensar el resultado de un subvaluado índice de precios que el sector utiliza para actualizar los sueldos, y no perder así la carrera contra la inflación.
Sigilosamente, el acuerdo llega meses antes de que haya elecciones en el sindicato alineado al Gobierno y en momentos que las terminales, paradójicamente, ven con escepticismo el panorama económico.
Se trata de un «refuerzo» equivalente a medio sueldo que, dependiendo de la antigüedad y categoría, puede ir desde los $7.000 a $12.000. La suma, de carácter no remunerativo, fue acordada con la cámara que nuclea a las fabricantes de autos (ADEFA), mientras que los detalles fueron ajustados en cada empresa con las respectivas comisiones internas.
Las terminales incluirán el monto no remunerativo en los recibos como «pago extraordinario por única vez» y lo abonarán con el sueldo de julio junto con el aguinaldo, aunque algunas firmas, como es el caso de Volkswagen en Buenos Aires, ya lo hicieron en la segunda quincena de junio.
«El acuerdo consiste en un bono que complementa el acuerdo salarial del 2015 y es por única vez», confirmaron fuentes de la cúpula de Smata.
Con este suplemento, un operario inicial que gana $15.000 brutos recibirá $8.000 en julio -un 5% extra-, y en agosto el incremento correspondiente al segundo trimestre del año, luego de que los cálculos de inflación utilizados por el gremio y las cámaras dieran un 5,3% para el período enero-marzo.
A diferencia del resto de la economía, los salarios de la actividad son actualizados cada tres meses a partir de un mix de indicadores (IPC Congreso, IPC 7 provincias, UBA, UNC y Abeceb) que le permite al sector modificar los sueldos en función de la evolución de los precios, prescindiendo de los datos del INDEC.
El mes pasado, el titular de Smata, Ricardo Pignanelli, elogió el mecanismo al definirlo como una suerte de «paritaria corta» que sirve para «regular» precios y salarios en tramos acotados, al tiempo que negó que el Gobierno impusiera un techo en las negociaciones salariales.
Sin embargo, en las últimas semanas salieron a la luz algunos cortocircuitos. Después de reconocer que el Ministerio de Economía trataba de «frenar un poco los salarios para evitar la inflación», Pignanelli criticó la falta de comunicación de Axel Kicillof con la CGT y reconoció que esa desinteligencia complicó la discusión salarial.
«Yo no tengo diálogo y a los muchachos de la CGT nunca se los convocó para contar qué se iba a hacer», dijo el sindicalista.
En paralelo, puertas adentro del gremio, se encendió la alarma tras descubrir que lasvariables utilizadas para estimar las remuneraciones en el sector comenzaron a suavizarse e insinuaban un incremento anual de entre el 22 y 24%.
Esas cifras representan un gran problema para uno de los sindicatos preferidos del Gobierno y ahora sostén del precandidato Daniel Scioli. No sólo los dejaría detrás de la inflación privada que no baja del 30%, también los ubicaría en el peor puesto en el ránking salarialdel 2015.
En efecto, los últimos acuerdos vienen pactándose «con un 3 adelante», y los firmados en mayo por los metalúrgicos, empleados de comercio, albañiles, encargados de edificio y estatales, incorporaron subas en torno al 27%, en línea con los requerimientos del Ejecutivo.
En el caso de los metalúrgicos, el propio titular del gremio, Antonio Caló, reconoció luego que el incremento obtenido no era lo que pedían y, ahora, las regionales de Córdoba, Chubut y Tierra del Fuego, junto con algunas seccionales de la provincia de Buenos Aires, le reclamandesde una suma compensatoria hasta la «reapertura» de paritarias.
La fórmula
Con el bono, la dirigencia de Smata tiene la expectativa de empardar la suba de preciosprevista por las consultoras privadas y llevar tranquilidad a los trabajadores, en un año en el que Pignanelli aspira a ser reelegido al frente de esa organización, cuando se celebren las elecciones gremiales en octubre.
Pese a todo, la última palabra la tendrá la fórmula de actualización de salarios. Es que, en caso de acercarse al 22% (sólo Kicillof prevee un nivel de inflación cercano a esa cifra), los ingresos de los operarios quedarán rezagados frente a los precios, ante lo cual el sindicato no descarta volver a sentarse para negociar «algunos puntos extra».
Ya el año pasado la canasta de la industria automotriz comenzó a mostrar signos de moderación al cerrar con un incremento del 33,75%. La cifra fue superior al promedio salarial del 28,5% que informó el Ministerio de Trabajo, pero quedó por debajo del 38,53% de suba anual registrada por el IPC Congreso.
El resultado despertó malestar en algunas plantas, donde además se suma la «bronca» porel impuesto a las Ganancias. A causa de los descuentos, un operario con 25 años de antigüedad puede llegar a perder hasta $4.000 mensuales.
En tanto, del otro lado del mostrador, la preocupación es otra. Para las terminales, los incrementos de este año no deberían superar el 30% ya que en sus cálculos los salarios vienen en aumento desde el 2013, cuando cerraron en un 28,85%.
Por ello, ahora evalúan reformular el sistema de medición, en función de la caída del nivel de actividad, que ya lleva 15 meses consecutivos y derivó en suspensiones en Fiat y Volkswagen en Córdoba.
Fuente: Iprofesional
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