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Fuera de Megáfono.

Los análisis le dieron la razón a los metrodelegados: había asbesto en el subte

20. 12. 2018

Lo confirmaron los estudios realizados en las formaciones de la Línea B, que en octubre fueron retiradas de circulación. Desde febrero la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) viene reclamando por esta situación. Ahora, afirman que hay otros coches sospechados de la presencia del material, declarado cancerígeno por la OMS.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

En octubre pasado, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció que retirarán los vagones cuestionados por los metrodelegados por la presencia de asbesto, sustancia cancerígena según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Luego de las denuncias públicas del gremio, se montó un operativo especial para retirar los coches de la Línea B comprados hace unos años a España, y que una investigación determinó la presencia del material tóxico. Luego del retiro, los análisis privados encargados por la empresa estatal confirmaron las sospechas: en el subte había asbesto. Así lo anunció la Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE) este miércoles, mediante un comunicado. “Por primera vez en la historia se admite esto”, dicen desde la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), que recuerdan que en sus denuncias figuran otras formaciones de otras líneas, que sospechan también podrían estar contaminados. El asbesto casusa unas 100 mil muertes por año en todo el planeta y en 2003 el entonces ministerio de Salud prohibió su uso industrial y doméstico.

El comunicado de SBASE le dio la razón a los metrodeleagos, que desde comienzos de año reclaman el retiro de los coches CAF 5000 comprados a España por el gobierno porteño, porque una investigación en ese país dio con rastros de asbesto. En octubre se comenzó a retirar el material involucrado, y dos meses después los análisis, realizados por una empresa privada, confirmaron las sospechas. “Los estudios realizados en los coches, que hasta febrero de este año circularon en la línea B de subterráneos porteños, confirmaron la presencia del material cancerígeno amianto en algunos de sus componentes, aunque fuera del alcance de los pasajeros”, informó el comunicado de la empresa estatal. Los estudios, agregaron, fueron realizados por la empresa Dicon, con participación los gremios. “Se siguieron los protocolos establecidos por la Agencia de Protección Ambiental, que fue la encargada de tomar las muestras de los elementos sospechados y que luego fueron analizados en un laboratorio”, se detalló desde la firma.

Los resultados presentados corresponden al análisis de piezas de dos coches y estaban “bajo bastidor, dentro de cofres y dentro del tablero de baja tensión, en la cabina de conducción”. Esto quiere decir que “en ningún caso estaban al alcance de los pasajeros”. Una vez que Dicon finalice el análisis del resto de los CAF 5000, será la encargada de “descontaminar los trenes”. En este contexto, SBASE presentó ayer miércoles el Plan de Gestión Integral de Asbesto de la Red de Subte durante una reunión convocada por la Subsecretaría de Trabajo porteña, en la que se estableció que se le dará prioridad al “análisis del material rodante, para continuar en las estaciones, talleres y subestaciones”. Además, se realizará la detección, el retiro y disposición final de los materiales, así como el cuidado de la salud de los trabajadores.

La empresa dice que junto a Metrovías sacó de circulación los trenes luego de la investigación realizada por la TV española, pero los metrodelegados recordaron que fueron ellos quienes hicieron las denuncias en el país, y que al principio no fueron tenidos en cuenta. “Por primera vez admiten que hay asbesto, en 00 años de historia del subte”, le dijo a Gestión Sindical Francisco Ledesma, secretario de Salud Laboral del gremio. El dirigente sostuvo que existen muchas formaciones que fueron apuntadas por la presencia del material. “Se retiró la flota CAF 5000, que denunciamos en febrero de este año, pero no son las únicas. Nosotros descubrimos asbesto en la flota Mitsubishui, la otra flota que circula en la Línea B”. Además, Ledesma remarcó que en octubre presentaron sospechas sobre la presencia de asbesto “en la flota Nagoya que circula en la Línea C. “La flota GEE-CAF, que circula en la Línea E, también contiene asbesto”, dijo. Estas denuncias fueron comprobadas por un estudio realizado por el departamento de Geología de la Universidad Nacional del Sur, que determinó que “hay contaminación en las formaciones Nagoya 300 de la Línea C, en las formaciones Mitsubishi de la B y también en vagones CAF-GEE de la línea E”.

La OMS estima que en el mundo mueren 100 mil personas al año por causas relacionadas al asbesto o amianto, como se lo conoce. Según el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, este material puede separarse en hilos delgados y duraderos para usarse con fines comerciales e industriales. Estas fibras son resistentes al calor, al fuego y a las sustancias químicas y no conducen electricidad. Por estas razones, el asbesto se ha usado extensamente en muchas industrias como aislante. Una sola fibra de asbesto puede enfermar. Son huecas y muy livianas y por eso se mantienen suspendidas en el aire. Cuando un ser humano las respira, se contamina. Los síntomas pueden tardar entre 30 y 40 años en aparecer y, cuando se producen, el desenlace es la muerte a corto plazo. El asbesto queda adherido a los pulmones y causa fibrosis, una enfermedad que lleva a la muerte por insuficiencia respiratoria, o cáncer de pulmón.

A partir de conocer su toxicidad, el asbesto fue retirado del mercado en todo el planeta. En 1989, la Oficina de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) prohibió todo uso nuevo del asbesto; sin embargo, los usos establecidos antes de 1989 aún se permiten. La EPA estableció también normas que requieren que las escuelas inspeccionen los edificios para la presencia de asbesto dañado y para eliminar o reducir la exposición de los ocupantes mediante el retiro o el sellado del asbesto. En nuestro país, el Ministerio de Salud prohibió en 2003 la producción, importación, comercialización y uso de fibras de asbesto en nuestro país mediante la resolución 823/2001. Sin embargo, hace unos 10 años, una investigación del INTI lo detectó en el 15 por ciento de las muestras tomadas en 30 edificios, la mayoría de Capital Federal y el conurbano bonaerense.

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