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¿Se rompe la CGT? La continuidad del triunvirato une a los grupos “rebeldes”

16. 07. 2018

La suspensión del confederal del 22 de agosto generó enojo en diversos sectores de la central obrara, y no se descarta que los espacio más críticos abandonen la estructura de Azopardo. El malestar une a viejos rivales, y debilitan a los grupos dialoguistas.

La decisión de la conducción de la CGT de mantener el triunvirato hasta el 2020, cuando venza su mandato, generó rechazo entre los sectores que buscaban reemplazar a los grupos dialoguistas en el manejo de la central obrera. “Gordos” e “independientes” mantienen el control de las decisiones por el momento, y no quisieron arriesgarse a quedar expuestos en un confederal que podía darle el poder a los grupos que, encabezados por Pablo Moyano, buscan una postura más crítica de la principal central obrera argentina. Pero la decisión puede tener un efecto contraproducente, ya que aumentó el malestar, y podría unir a los distintos espacios que no comulgan con la postura pasiva que tiene hoy buena parte de la dirigencia con las políticas del oficialismo, que entre otras cosas mantiene un techo salarial, a todas luces, ficticio.

En este contexto, ya no son sólo los camioneros o la Corriente Federal los que cuestionan la política oficial de la conducción cegetista: los gremios industriales se vuelven más duros respecto a los efectos del plan económico entre sus afiliados, y los transportistas insisten con un cambio de rumbo. Si se termina de configurar este espacio crítico, el triunvirato deberá afrontar una fuerte presión, y muchos dirigentes no descartan una ruptura, lo que si bien podría interpretarse como funcional al gobierno, no hará más que dejar a la vista a los grupos o gremios que decididamente no quieren confrontar de forma directo con el presidente Mauricio Macri. En las regionales, en tanto, el triunvirato pierde consenso, y aumenta la idea de mantener “unidad en la acción “más allá de las decisiones nacionales.

Para los grupos “rebeldes”, la continuidad del triunvirato es una oportunidad de exponer a la dirigencia dialoguista con el gobierno. Así lo analizaron luego que se suspendiera el confederal del 22 de agosto, y se clausurara la posibilidad de una competencia entre los grupos que hoy manejan la política cegetista y sus opositores, encarnados en el tándem Pablo Moyano-Sergio Palazzo. Una de las primeras reacciones a esta situación fue un documento de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que criticó duramente la política del gobierno nacional para el sector, y pidió cambios de fondos. Además, el sector expulsó a uno de los gremios que mantiene bue diálogo con el gobierno: se trata del gremio de taxistas, que lidera encabeza José Ibarra, antes hombre cercano a Hugo Moyano, que ahora comulga con las 62 Organizaciones Peronistas, muy cercanas al macrismo.

La medida, analizaron fuentes consultadas por Gestión Sindical, puede ser vista como un guiño a Omar Viviani, el líder del otro gremio de peones de taxi, enfrentado a Ibarra, y hombre fuerte del MASA, hoy fuera de la CGT pero con franca vocación de volver a la central. Viviani se enfrentó a Moyano cuando el camionero apoyó a Ibarra, pro ahora la medida de la CATT parece sellar la paz entre los dirigentes. A cambio, el MASA, sector que aglutina a gremios como la Unión Ferroviaria, podría apoyar la candidatura de Pablo Moyano, aunque este paso no se confirmó todavía.

El malestar con el triunvirato también avanza entre los gremios industriales, que se sienten muy perjudicados por la política económica nacional. Muestra de este es la marcha del viernes pasado al Ministerio de Producción de dos “pesos pesados del sector”, como los mecánicos de SMATA y metalúrgicos (UOM). Con una masiva convocatoria, los gremios industriales presentaron un petitorio ante el nuevo ministro de Producción de la Nación, Dante Sica, para manifestar su preocupación por “los embates de las políticas económicas aplicadas” sobre el sector y reclamar medidas en resguardo del empleo.

Sica tiene buena llegada a los gremios, a quienes incluso en algún momento asesoró. La UOM se retiró de la conducción de la CGT, disconforme con los manejos del triunvirato. “Hoy, se los puede contar entre los gremios que quieren que se termine la actual conducción”, le dijo a Gestión Sindical una fuente cercana al espacio que lidera Antonio Caló. La foto entre Pablo Moyano y Francisco “Barba” Gutiérrez, hasta no hace mucho enfrentados por diversos temas (entre ellos la municipalización del servicio de recolección cuando el metalúrgico era intendente de Quilmes).

Los pases al sector “rebelde” incluye a dirigentes que hasta el momento intentaban mantener buen dialogo con el gobierno. El caso más notable es el de Roberto Fernández, de la UTA, que enfrentado con el ministro de Trabajo Jorge Triaca por la reapertura de la paritaria sectorial amenaza con apoyar a los transportistas en su escalada opositora. Como contó la semana pasada Gestión Sindical, Fernández tenía acordado por el ministro de Transporte Guillermo Dietrich una suba adicional del 10 por ciento a la suba del 15 acordada en marzo, pero el titular de la cartera laboral no homologó hasta ahora el incremento, lo que enojó al dirigente, que luego de apoyar el paro nacional se sumo a la conducción de la CATT, y promete ser parte del sector más “rebelde” de la CGT.

En este panorama, la posibilidad de una ruptura aparece otra vez en el horizonte. En algún momento el moyanismo alentó la idea de reeditar el MTA, el espacio que lideró Hugo Moyano en los 90, contra las políticas neoliberales. “Hay chances de que se arme una estructura paralela”, admitió un dirigente en un encuentro realizado la semana pasada en el sur del conurbano bonaerense, donde distritos gremios se reunieron para analizar la situación actual.

En esa cumbre, se criticó al triunvirato, y se dejo en claro que si los dirigentes mantienen el diálogo actual con el gobierno, será “muy difícil mantener la unidad”. En este sentido, algunos consideran que la pelea debe darse “desde adentro”, pero aseguran que en las actuales condiciones las bases “ven a superar a los dirigentes”. En este encuentro, donde hubo duras críticas a la conducción, se pidió por una central obrera “que enfrente el ajuste”, y se dejo en claro que las diferencias son “de arriba” y no de los trabajadores. Una clara señal que el triunvirato pierde legitimidad a pesar de su ratificación.

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