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Pese a las diferencias públicas, en la CGT no ven una ruptura en el próximo confederal

02. 09. 2017

La dirigencia trabaja para el encuentro del 25 de este mes, que podría definir un nuevo paro nacional. Luego de la ofensiva del gobierno, aseguran que “nadie gana” con esta situación, e insisten con dialogar, aunque algunos espacios pidan medidas concretas. Preocupa la flexibilización, que dicen “ya se aplica”. La movida del SMATA alerta sobre posibles fracturas internas.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

Luego de la última marcha a Plaza de Mayo, la CGT quedó envuelta en una serie de presiones internas y externas, que pusieron a prueba la unidad de la actual conducción. Las diferentes miradas respecto de la relación con el gobierno nacional en el actual escenario político y económico, sumado a la ofensiva lanzada desde la Casa Rosada sobre los sindicatos, terminaron por dejar en evidencia las fracturas que marcan el mosaico variopinto que es hoy la central obrera. El debilitamiento del triunvirato, cuestionado por muchos, es otra muestra del momento que pasa el movimiento obrero, que tendrá el 25 de septiembre una cita trascendental. Ese día, un nuevo confederal analizará la situación, y a pocos días de las elecciones generales, podría definir un nuevo paro nacional. Pero esta idea genera diferencias nuevamente. Pese a esto, la mayoría de los espacios consideran que la reunión “no terminará en una fractura”, y que habrá responsabilidad en la dirigencia.

En las últimas horas, algunas noticias generaron preocupación respecto a la unidad de la central obrera. Los vaivenes de dos grupos internos de peso como los “gordos” y los “independientes” respecto de la última movilización marcaron una posible fractura contra el moyanismo y los gremios del transporte, los más motivados para enfrentar las políticas del macrismo. Si bien se habló de la intención de los primeros de “ir a menos” en la jornada del 22 de agosto, al final la sangre no llegó al río, y hubo presencias de ambos espacios. Pero pensando en el confederal del 25, no hay certezas de cuánto puedan negociar la paz, y evitar la fractura.

“Es una operación mediática”, le dijo tajante a Gestión Sindical un dirigente de un gremio que forma parte de los “independientes”, sector habitualmente negociador, que componen entre otros UPCN, trabajadores de Obras Sanitarias, la UOCRA y otros. “No vamos a romper la CGT y hacerle el juego al gobierno y las empresas, somos muy responsables, y sobre todo somos los garantes de los beneficios de los trabajadores”, agregó el dirigente. De cara a la próxima cumbre cegetista, este grupo admite que busca dialogar con el gobierno, pero que las posturas distintas con otros sectores no terminarán en una ruptura. “Nuestra postura es que el gobierno convoque al diálogo, para poder salir de la grave situación en la que estamos, pero eso no quiere decir que vamos a mirar como se llevan ‘puestos’ los derechos de los trabajadores”, advirtió el mismo dirigente consultado.

El confederal del 25 se hará a días de las elecciones generales, y si hay algún tipo de medida, se estima que será para luego de las elecciones. Muchos acusaron a la CGT de no “leer las urnas”, en relación al apoyo logrado a nivel nacional por el frente oficialista Cambiemos, que le dio argumentos al gobierno para avanzar contra los gremios. “La pelea no beneficia a nadie, si no hay diálogo perdemos todos. Somos respetuosos de los
votos, pero tenemos nuestros derechos, tanto de manifestarnos como de parar si lo creemos necesarios”, añadió el dirigente en cuestión.

Pero antes de llamar a una medida de fuerza, la central obrera deberá fortalecer a su conducción, que hoy parece débil ante los cuestionamientos internos. En este camino, se había anunciado la vuelta a la vida interna de la confederación del Movimiento Argentino de acción Sindical (MASA), que lideran el taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia. Esta vuelta no se dio, por lo menos no visiblemente, y el triunvirato quedó pisando en falso. Además, el espacio perdió un gremio d epeso los mecánicos de SMATA anunciaron que no forman parte del espacio. esta semana, con un duro comunicado, reafirmaron que no pertenece “al MASA, tampoco a la CGT ni a ningún otro espacio sindical”. La aclaración surgió de una pelea interna en la dirigencia, que lidera Ricardo Pignanelli, quien se despegó de Oscar Romero, diputado nacional y dirigente del secretariado nacional, que hizo campaña junto a Florencio Randazzo. Esto último terminó de fracturar al sindicato de mecánicos, que terminó de aislarse del resto de los grupos.

Antes de esto, el SMATA era uno de los gremios industriales que formaban la “pata sindical” del kirchnerismo, por lo menos hasta que Mauricio Macri ganó las elecciones El sector es el más golpeado por las políticas de la actual gestión, y sufre los despidos. Pero por el momento no se mostraron demasiado críticos al gobierno. Entre los que sí están en la CGT critican esta postura de los mecánicos, y aseguran que “pasan cosas muy graves” para ni hacer nada. “Somos pacientes, pero no podemos permitir que sigan adelante con su modelo ‘anti industria’”, remarcó un integrante del sector industrial de la CGT, consultado por Gestión Sindical. El mismo denunció que “la flexibilización que tanto se teme ya está en marcha, es más, ya hay sectores que la están aplicando”, y remarcó que “los empresarios tienen vía libre del gobierno para imponer estas condiciones laborales”. Como ejemplo puso lo que sucedió en el supermercado Waltmart, donde la firma despidió a una buena parte de sus empleados y los recontrató, pero bajo condiciones precarias. “No nos digan que se viene una reforma, porque ya la están aplicando, beneficiados por el miedo del trabajador a quedarse sin empleo. No lo podemos aceptar”, finalizó la fuente consultada.

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